sábado, 3 de marzo de 2012

Armaduras

Estamos en un edificio en construcción, una gran construcción de armaduras y miles de personas caminamos sobre la estructura, nadie mira abajo, ni le da importancia a la estructura de acero. Por una columna-armadura vienen subiendo una camada de perritos, o jauría, no todos son recién nacidos. Son lindísimos y no alcanzaban a trepar bien, las líneas de las armaduras son muy largas para ellos. Pongo el pie juntito para que les sirva de escalón. No funciona muy bien, pero estoy ayudando.

Se forma una multitud alrededor. Caos. Mejor yo me bajo. Trepo armadura abajo y trato de salir de ese lugar, me encanta porque soy muy buena dejándome colgar de los tubos y balanceandome como en la escalada. Existe el peligro de caer pero no importa, no tengo miedo. Me encuentro con un hombre robot que va saliendo también, colgado igual que yo pero con más estilo. Salimos de las armaduras para entrar en el museo (de Mcgill?) en reconstrucción. El robot es un amigo (se transforma) que sigue caminando hacia adelante y trepa cajas de un estante y sale brincando un barandal de cristal. Yo quiero seguirlo pero no soy tan hábil y sé que es peligroso salir por ahí, en frente hay una oficinas y podrían verme salir de un lugar prohibido, dar la alerta. Doy la vuelta, una ventana del cuarto se abre y yo volteo pensando que es él para ayudarme, en realidad es el jardinero que me ve como un intruso y comienza a buscarme.

De alguna manera mi salida ahora es muy fácil y me refugio en un Sanborns que está junto. Llevo mi chamarra de pluma azul. Pido mesa para dos para despistar al enemigo, en cualquier caso puedo decir que estoy esperando a mi pareja, estaba en un patio muy bonito, con talavera de Puebla y mesitas lindas, cuadradas y de madera.

Llega un amigo y las chaperonas de Jeny y mi tía. Les cuento que esto es como aquella vez en un sueño: El tipo me llamaba, yo recibía la llamada en el celular y la respondía sin querer y luego el registro de la llamada era una prueba en mi contra.
Esta vez volvían a llamarme y no había contestado, pero me daba cuenta que con el registro de la llamada perdida bastaba y que en cualquier momento van a salir a detenerme.

Ah, qué pensarán ellos? Este es mi sueño, les estoy contando qué pasó en mi sueño anterior, pero no les dije que este también era un sueño. Lo sabrán? Miro sus rostros, normalmente es cuando uno se fija atentamente en detalles cuando uno despierta.

Suena otra vez mi teléfono. Está bien, contesta, no hay salida.